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El papel de la mujer cristiana en el cuidado corporal

Jul 16, 2025
El papel de la mujer cristiana en el cuidado corporal
  • Nuestras niñas, hermanas, jóvenes de nuestras iglesias, mujeres adultas, madres y ancianas reciben a punta de cañón bombardeo tras bombardeo que busca aniquilar lo que la Biblia dice sobre el cuerpo y la dignidad del cuerpo de la mujer y, por supuesto, su identidad.
  • El cuerpo de la mujer ha perdido dignidad porque es mercantilizado y expuesto sin pudor para vender alguna prenda de ropa a cualquier fémina que ha sido envuelta en las trampas de lo que llamo el marketing caído.
  • El corazón que palpita dentro del cuerpo de una redimida tiene un sonido diferente con respecto al resto de las mujeres: reconoce que vive en un mundo caído, conoce que Babilonia es atractiva, pero hueca y vacía en contenido.

 

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El papel de la mujer cristiana en el cuidado corporal

Por Daniel Cabús

La vida de la mujer en la Grecia clásica se caracterizaba porque su virtud era la discreción, el pasar inadvertida, de manera que se veía forzada a una escasa actividad fuera del ámbito del hogar. En cambio, en el mundo representado por Esparta, las mujeres gozaban relativamente de una mayor libertad que les permitía realizar una serie de actividades impensables para las atenienses como, por ejemplo, un entrenamiento físico  completo (García Romero, 2019, p. 3). 

Ahora bien, para el fin de este artículo, es importante destacar el curioso contraste que existía entre la vida física griega y la identidad que cubría a la mujer de aquel entonces. El cuerpo, para los griegos, era un objeto que debía ser tallado a la perfección, pero al mismo tiempo mantenían una crisis de lo que sus filósofos llamaban «la búsqueda de la felicidad, la virtud o el propósito de la vida». El cuerpo competía con el alma y siempre, casi siempre, salía perdiendo. 

Por ende, desde entonces y hasta ahora, la crisis de identidad y del valor del cuerpo en la mujer ha ido in crescendo, y sigue vigente en la humanidad caída con diferentes aristas, pero ahí está, es palpable. Por ejemplo, en Europa, el cuerpo de la mujer ha perdido dignidad porque es mercantilizado y expuesto sin pudor para vender alguna prenda de ropa a cualquier fémina que ha sido envuelta en las trampas de lo que llamo el marketing caído. 

En Latinoamérica, los vientos del progresismo europeo están llegando más rápido que nunca, debido a la proliferación del contenido digital que ha promovido el escenario ideal para la comparación del cuerpo «perfecto» en la mujer o, mejor dicho, cómo debería ser el cuerpo de una mujer en estándares de belleza y estética. Nuestras niñas, hermanas, jóvenes de nuestras iglesias, mujeres adultas, madres y ancianas reciben a punta de cañón bombardeo tras bombardeo que busca aniquilar lo que la Biblia dice sobre el cuerpo y la dignidad del cuerpo de la mujer y, por supuesto, su identidad. Sin embargo, a pesar de esta tormenta ideológica sobre la identidad y la libertad del cuerpo de las mujeres, cada una de ellas también ha sido alcanzada por la gracia de Dios, lo cual significa que dispone de algo más que la «libertad» que gozaban las espartanas. 

La mujer alcanzada por la gracia de Dios recibe una esperanza inquebrantable sobre su identidad, sobre su alma y sobre su cuerpo, y es solo esa gracia la que la hace verdaderamente libre.

El rol de la mujer cristiana en el cuidado corporal

Durante un tiempo tuve el privilegio de entrenar a un grupo de mujeres de entre 20 y 55 años de edad aproximadamente. Pasé más de 50 entrevistas para conocerlas a profundidad y saber cuáles eran sus necesidades físicas y sus complejidades afectivas frente a sus objetivos. Durante las entrevistas fue realmente desgarrador escuchar cómo muchas de las mujeres que se presentaban a este proceso recibían una y otra vez la desaprobación de sus cuerpos por aquellos que más amaban. Estas mujeres pueden representar, sin duda alguna, a un gran sector de mujeres creyentes y no creyentes. 

Así que la mujer madura en la fe y con fundamentos arraigados en la palabra de Dios (aunque no siempre lo parezca o sus procesos saludables no sean evidentes) juega un papel fundamental porque puede ser el instrumento que Dios use para cambiar la manera en la que vemos al ejercicio y al cuerpo humano. Por lo tanto, su cometido dentro del mundo fitness no solo es necesario, ¡es crucial! A continuación, permíteme darte dos razones por las cuales considero que la mujer cristiana es una pieza clave en el sector del cuidado corporal:

1. La mitad de la población mundial está compuesta de mujeres; además, representan el 80 % de las decisiones de compra de los consumidores en la industria de la salud (Kemble et al., 2022, párr. 1).

Aunque esta estadística se refiere al consumo de productos de «salud femenina», el contexto de este recurso de investigación menciona que no solo se incluye el aspecto de los productos, también se integra la amplia comprensión de la palabra salud en la mujer. Esto significa que las implicaciones de que una mujer sea saludable benefician de la misma manera al contexto que le rodea. El artículo continúa diciendo:

Debido a que las mujeres a menudo son cuidadoras, los mejores resultados en la salud de las mujeres también tienen beneficios en cascada para grupos como los niños y los ancianos. La salud de la mujer, en otras palabras, contribuye de manera significativa a sociedades más fuertes y saludables (Kemble et al., 2022, párr. 2).

Dicho de otra manera: si una mujer cristiana está saludable, beneficia también a la comunidad, a su iglesia local donde pertenece, al hogar donde sirve con fervor y bendice a la próxima generación de mujeres creyentes que observan cómo debe comportarse y vivir una mujer de Dios.

2. El cuerpo necesita una defensa bíblica sólida frente a las amenazas del mercado saludable, las ideologías antibíblicas y, a veces, ante los mismos evangélicos; la mujer cristiana es elemental en este camino.

El centro de la atención en el fitness ha sido por muchos años la musculación en el cuerpo masculino. Durante décadas y décadas la estética del hombre musculoso fue el producto por excelencia del sector. Solo hay que retroceder a la década de 1970 con los símbolos como Arnold Schwarzenegger, entre otros. Sin embargo, el sector del cuidado corporal (incluido el fitness) es un mercado de apogeo e ideológico, por ende, el cuerpo femenino entró en dicho escenario. Entonces, si las mujeres representan la mitad de la población y el 80 % de estas mujeres consumen productos, servicios y todas las alternativas posibles de la industria, ¿qué poder de influencia tienen en el mercado del cuidado corporal? Una fuerza inimaginable. Ahora bien, ¿qué papel juega la mujer creyente en este escenario? He pensado que existen al menos tres elementos que la convierten en la pieza clave hacia la esperanza.

En primer lugar: la mujer cristiana sabe cuál es la verdadera fuente de dignidad.

El corazón que palpita dentro del cuerpo de una redimida tiene un sonido diferente con respecto al resto de las mujeres: reconoce que vive en un mundo caído, conoce que Babilonia es atractiva, pero vacía en contenido. La mujer cristiana bíblica sabe que la belleza que ofrece el mundo es de plástico y que muere con el paso del tiempo. La promesa que ha abrazado es imposible de comparar y, si fuese posible hacer esta comparación, la bella e inquebrantable identidad y esperanza que da el evangelio de Cristo haría que todo lo demás parezca ordinario. El Espíritu Santo implanta en el corazón de la mujer una identidad sobrenatural que es imposible de obtener en el mercado terrenal porque es celestial, solo Dios puede ofrecerla, por gracia mediante la fe en Cristo. La mujer cristiana no sufre crisis de identidad, su virtud no se encuentra en la belleza de su cuerpo o de cuán feliz es, por el contrario, su virtud está en el carácter maduro y piadoso que nace de una vida entregada a la causa del Creador del cuerpo.

En segundo lugar: las mujeres cristianas son el remanente que Dios utiliza para mostrar al mundo que la belleza del mercado saludable es de plástico.

Si la vida de la mujer espartana era diferente porque «podía libremente someterse a un entrenamiento físico» (García Romero, 2019, p. 3), la mujer cristiana del siglo XXI es verdaderamente libre porque posee una conciencia informada y saturada de la Palabra de Dios y lejos del sistema corrupto humanista. Por tanto, no está llamada solamente a ser mayordoma fiel de su cuerpo, sino también a presentar defensa del cuerpo y de la esperanza que su corazón ha abrazado para la gloria del Creador del cuerpo. Una mujer cristiana puede mostrar al mundo cómo lucen la prudencia, el decoro y el tesón dentro y fuera de la iglesia, así como el cuidado de su cuerpo.

En tercer lugar y para concluir: las mujeres cristianas tienen esperanza en el Señor Jesucristo, una esperanza inquebrantable que ningún cosmético, dieta, blusa, talla y peso soñado podrán proporcionar. El cosmético desaparece, un día la blusa no queda igual, la dieta falla, la talla y el peso van y vienen; si depositas tu identidad en tales cosas, estás en la crisis de la felicidad, casi como los griegos. Si depositas tu fe en la libertad que te da la sociedad, acabarás como las espartanas: pensando que son libres, pero realmente no lo son. Sin embargo, si la gracia de Cristo te alcanza, nunca volverás a ver el cuerpo de la misma manera y, sobre todo, habrá nacido en tu corazón la esperanza de la glorificación apartada y exclusiva para aquellos por quienes el Creador del cuerpo murió y resucitó, dando Él la primicia de lo que sucederá con los cuerpos de sus escogidos.

Por lo tanto, en el papel del cuidado corporal, no seas una mujer griega ni espartana, sé una mujer que pertenece a Cristo y nada más.

 

Aprende

  • El cuerpo de la mujer cristiana es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). Esta verdad fundamental cambia nuestra perspectiva sobre el cuidado corporal.
  • La dignidad de la mujer no proviene de estándares culturales de belleza, sino de su identidad en Cristo.
  • La gracia de Dios libera a la mujer cristiana para cuidar su cuerpo sin caer en la trampa del «marketing caído».
  • La mujer cristiana tiene una esperanza inquebrantable que trasciende las promesas temporales del mundo fitness.

Vive

  • Examina tus motivaciones para el cuidado corporal: ¿Provienen del deseo de agradar a Dios o de presiones culturales?
  • Desarrolla el hábito de orar antes de comenzar tu rutina de ejercicio o al planificar tu alimentación.
  • Practica el contentamiento, recordando que tu valor no depende de tu apariencia física.
  • Identifica áreas donde el «marketing caído» puede estar influyendo en tu perspectiva sobre el cuerpo.
  • Cultiva la gratitud por las capacidades físicas que Dios te ha dado, sean muchas o limitadas.

Lidera

  • Organiza un grupo de estudio bíblico enfocado en la mayordomía corporal desde una perspectiva cristiana.
  • Inicia una caminata semanal con otras mujeres de tu iglesia, combinando ejercicio y compañerismo espiritual.
  • Comparte tu testimonio sobre cómo la gracia de Dios ha transformado tu perspectiva sobre el cuidado corporal.
  • Mentorea a mujeres más jóvenes sobre una visión bíblica de la belleza y el cuidado del cuerpo.
  • Crea un espacio seguro en tu iglesia donde las mujeres puedan hablar abiertamente de sus luchas con la imagen corporal y encontrar apoyo bíblico.
  • Organiza un taller sobre nutrición y ejercicio desde una perspectiva cristiana, enfatizando la libertad en Cristo.

Recuerda: El objetivo no es ser "perfecta" en el cuidado corporal, sino ser fiel en la administración del templo que Dios nos ha confiado, para su gloria y el beneficio de su pueblo.

 

Referencias
  1. García Romero, Fernando. (2019). El deporte femenino en la antigua Grecia. SINTESIS. http://webs.ucm.es/centros/cont/descargas/documento8399.pdf
  2. Kemble, Pérez, Sartori, et al. (2022). Unlocking opportunities in women’s healthcare. En McKinsey & Company Healthcare. https://www.mckinsey.com/industries/healthcare/our-insights/unlockingopportunities-In-womens-healthcare

 

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